lunes, 17 de junio de 2013

Verano, querido amigo.

¿Os he dicho alguna vez que me llevo mal con el verano? 
Bueno, os lo haya dicho o no, os lo digo. ¡No me gusta el verano! -y me estaréis tomando por una loca, pero tengo mis motivos-  Que sí, que nos dan las vacaciones, que hace sol, que el día es mas largo, que la ropa es mucho mejor, que vas a la playa, a la piscina, que te pones morena, que sí, que lo sé. Pero detrás de todo eso hay algo que no me gusta.

Hace sol eso quiere decir que hace mucha calor, que tienes que estar medio desnuda para no asfixiarte. Que vas a la playa y los pies se te llevan de arena ¡y que coraje! que te metes en el agua y cuando sales y te sientas en la toalla ¡bam! te llenas de tierra por todo el cuerpo, venga y otra vez a bañarte pero es inútil. Así que no, no me gusta, tan solo para dormir la siesta mientras escucho las ola y me da esa brisilla marina por el cuerpo.

Y es que a mi me gusta el verano pero el verano que hace por la noche, que es verano pero con ese airecillo que te entra escalofríos y estás en tu terraza en la hamaca con una manta y leyendo un libro. Pero me niego a los veranos de día, a los que el sol te levanta dolor de cabeza, te derrite, te quemas, ¡te mueres de calor! -mi frustración en verano es como la de una embarazada- Y dicho esto... Querido verano, espero que algún día -o nunca- nos llevemos realmente bien.

¡FELIZ VERANO A TODOS!


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