martes, 28 de enero de 2014

Vibraciones.

Cuando no puedo dormir por las noches
me quedo mirando el hueco que dejaste
dentro de mi.
Me quedo pensando en que te he podido
decir.
Me quedo sin sentir,
sin vivir,
sin ti.

Es el vacío que nadie ha podido llenar,
es el dolor que provoca tener el pecho abierto
y sin corazón.

Los versos prohibidos se arrinconaron
en una esquina,
olvidados
pero que poco a poco
me está matando.

Somos rectas secantes que en algún momento,
acabaran chocándose,
somos dos almas gemelas que mueren en el recuerdo,
que se rompen en pedazos.

Sin armas,
mueren sentimientos y naces otros,
mueren miradas antes de llegar a los ojos y nacen otras al levantar la vista,
mueren sonrisas pero vuelven a nacer cuando aparece él.

Entonces pendes de él,
pendes de su corazón
que está junto al suyo.

Y eso es lo que ocurre cada noche que no puedo dormir,
pienso en todo lo que podíamos haber sido
y no fuimos.









sábado, 25 de enero de 2014

Cuando empecé a sentir las palabras.

No sé cuando
me enamoré de las palabras,
ni cuando
comencé a sentir
para escribir.

Pero seguro que fue en el
punto del año,
donde los árboles
tienen las hojas de color naranja
y que caen por inercia
y derrochan belleza.

O cuando el invierno
no nos deja soñar
con ciudades cálidas.

No recuerdo cuando empezó
mi poesía
acabando en rima.

Pero lo que si sé es,
que me llena
que me toca
que me lleva por delante
y me da igual.

Ahora la Luna y la poesía
son mis confidentes favoritas.

Recuerdos.

He acudido a lo más doloroso,
el recuerdo.

Creo que es la única forma de tenerte en mi,
de verte, de sentirte,
porque nunca te pedí que te fueses.

Acudo cada vez que siento el deseo
de ti,
es la única manera de salvarme
las peores noches de mi vida,
que son todas.

Antes no pasaba por la Gran Vía,
y si lo hacía,
miraba la pantalla del móvil.

Pero ahora,
ahora que he acudido a los recuerdos,
donde solo apareces tu,
paso por la Gran Vía,
que me atrapa de nostalgia,
que me invade el deseo
de ser.

Ahora salgo a buscarme
y me pierdo
pero ahí empezaron las mejores noches de mi vida.





martes, 14 de enero de 2014

Cambiemos los papeles.

Déjame meterme en tu papel,
déjame entenderte
déjame sentirte
déjame que me afeite cada mañana
que me corte el pelo cada quince días
y que guiñe ojos a cada chica.

Te juro que si no me gusta hacer tu papel
me invento otro
en el que yo sea la chica,
la que se pinta los labios de fresa
para besar(te).

Y me inventaré una historia
en la que yo te cosería las heridas
y se quedarían en cicatrices
con historias que contar.

Concédeme ese deseo,
el de habitar tu piel
el de sentir tu respiración
detrás de la nuca,
de la oreja
por favor, déjame ver tu cuerpo
que resulta que es el paraíso
de la poesía.


jueves, 9 de enero de 2014

No sabía.


Hace poco no sabía de la vida, no sabía vivir a punto de morirme, ni tampoco sabía vivir a punto de caer al vacío. No sabía lo que era emborracharme de felicidad, ni subirme a la cima más alta -que eran tus hombros- ni siquiera sabía ver una película sin antes quedarme dormida, ni leer entre lineas, ni sabía escribir como lo hago ahora, ni soñar con los ojos abiertos, ni escuchar música con los ojos cerrados, ni bailar. No sabía nada hasta que un día apareciste tú. Y de pronto me enseñaste todo lo que no sabía. Incluso hacer café aunque no me gustase. Me enseñaste a que detrás de todo lo que nos da la vida hay algo de amor. Y lo aprendí, lo aprendí todo hasta el punto de no poder olvidar porque ya forma parte de mi vida, de mí.
  Y ojalá pudiese creer que todo esto que me enseñaste me lo enseñaras otra vez, como excusa de tenerte a mi lado.                             

                                               Ni si quiera los amaneces son tan bonitos como antes.