jueves, 9 de enero de 2014

No sabía.


Hace poco no sabía de la vida, no sabía vivir a punto de morirme, ni tampoco sabía vivir a punto de caer al vacío. No sabía lo que era emborracharme de felicidad, ni subirme a la cima más alta -que eran tus hombros- ni siquiera sabía ver una película sin antes quedarme dormida, ni leer entre lineas, ni sabía escribir como lo hago ahora, ni soñar con los ojos abiertos, ni escuchar música con los ojos cerrados, ni bailar. No sabía nada hasta que un día apareciste tú. Y de pronto me enseñaste todo lo que no sabía. Incluso hacer café aunque no me gustase. Me enseñaste a que detrás de todo lo que nos da la vida hay algo de amor. Y lo aprendí, lo aprendí todo hasta el punto de no poder olvidar porque ya forma parte de mi vida, de mí.
  Y ojalá pudiese creer que todo esto que me enseñaste me lo enseñaras otra vez, como excusa de tenerte a mi lado.                             

                                               Ni si quiera los amaneces son tan bonitos como antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario