sábado, 25 de enero de 2014

Cuando empecé a sentir las palabras.

No sé cuando
me enamoré de las palabras,
ni cuando
comencé a sentir
para escribir.

Pero seguro que fue en el
punto del año,
donde los árboles
tienen las hojas de color naranja
y que caen por inercia
y derrochan belleza.

O cuando el invierno
no nos deja soñar
con ciudades cálidas.

No recuerdo cuando empezó
mi poesía
acabando en rima.

Pero lo que si sé es,
que me llena
que me toca
que me lleva por delante
y me da igual.

Ahora la Luna y la poesía
son mis confidentes favoritas.

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